El personaje protagonista de nuestro trabajo Galileo Galelei (1564-1642) nació en Pisa y fue matemático, físico, astrónomo y filósofo italiano. Si yo tuviera que presentarle, le definiera como el principal iniciador de la revolución científica y de la ciencia moderna.
Es difícil resumir brevemente sus aportaciones pero voy a agruparlas en tres apartados:
o Introdujo una nueva concepción del mundo, la nueva astronomía copernicana y la terminación de la vieja física aristotélica.
o Implantación del método científico.
o Desarrolló una nueva filosofía en el sentido de la autonomía de la razón humana que caracterizará a la ciencia moderna.
Para entender quien fue Galileo y entender la importancia de cambiar la idea que se tenía sobre el mundo, tenemos que saber que el señor Galileo nace un año después de que finalizara el Concilio de Trento, época en la que había un gran control en la interpretación de la Biblia y las cuestiones de doctrina se imponían mediante la Inquisición.
Por otra parte, el señor Copérnico, astrónomo polaco, había publicado en un libro poco antes de su muerte, en 1543, su libro “De Revolutionibus Orbiun Caelestium”, en el que los movimientos aparentes del sol y las estrellas, y los extraños movimientos de los planetas se podían explicar admitiendo el doble movimiento de la Tierra: la rotación diaria sobre su eje y la traslación anual alrededor del sol.
Aunque el libro se presenta como una hipótesis matemática es recibido con desconfianza por las autoridades eclesiásticas que, no lo olvidemos, en estos tiempos eran en los que poseían el conocimiento y defendían la concepción aristotélica-ptolemaica del universo (la Tierra es el centro del Universo y está inmóvil).
En 1600, la Inquisición romana condena a Giordano Bruno (fraile) por difundir que los mundos son infinitos y que la Tierra no es el centro del Universo. Defender la tesis de que el sol está inmóvil y la Tierra gira alrededor de él era ir en contra de lo revelado por Dios.
En 1604, ocurre un hecho especial que se narra en el libro y creo que marco un momento muy importante para Galileo y es la aparición de una estrella «nova» en 1604, donde se confirma su teoría de que no era cierto que los cielos eran inmutables. En 1609 le llegan noticias sobre la existencia del telescopio y se construye uno, con él examinaba el cielo, debió ser maravilloso ver cosas nunca antes vistas por los humanos: montañas en la Luna, manchas en la superficie solar, cuatro satélites que giraban alrededor de Júpiter, las fases de Venus. Eso sí fenómenos todos ellos incompatibles con la explicación Ptolomeo y la que oficialmente mantenía la Iglesia. Entonces para mi Galileo pierde el miedo y anuncia al mundo sus descubrimientos en un libro que tituló: “Sidereus Nunciuos”.
Galileo era un hombre de iglesia pero entiendo que él estaba convencido de que podría convencer a las autoridades eclesiásticas de que las nuevas teorías explicaban físicamente el movimiento de los cielos. Pero era un cambio de la visión del mundo y tendría una serie de complicaciones que Galileo no valoró en su justa medida, ya que de cierta forma suponía dejar en mal lugar al saber oficial de entonces, que como ya he dicho residía en la Iglesia.
La consecuencia lógica de todo ello es su oposición al aristotelismo, convirtiéndose en un conflicto entre la ciencia y la fe. Tal y como describe en el capitulo del libro en las cartas que dirige a Cristina de Lorena, tratando de explicar las diferencias entre el sistema de Copérnico y lo que la Biblia describe literalmente, que Galileo resuelve diciendo que a las Escrituras le importa precisar enseñar “cómo se va al cielo, no cómo va el cielo”.
Galileo está pidiendo la libertad de pensamiento intelectual y quería la independencia de la ciencia respecto de la fe, el resultado es que aunque fue uno de los mas brillante científicos de su tiempo y por eso reyes y reinas querían sus servicios, sin embargo, fue juzgado por el temido tribunal de la Inquisición, obligado a confesar públicamente un error que no era error: “de que el Sol es el centro del Universo y está inmóvil”.
Hasta aquí he desarrollado la aportación de Galileo en cuanto a la nueva visión del mundo, pero como valoración personal creo que son sus otras dos aportaciones (método científico y precursor de la ciencia moderna), donde creo que reside su grandeza: fue uno de los fundadores del método experimental, convirtiéndose en el precursor de la ciencia moderna al establecer la observación y la experiencia como herramientas básicas del conocimiento y la formulación matemática como método explicativo de la naturaleza “aquella que sabe leer el libro de la naturaleza escrito en lenguaje matemático”.
A partir de sus observaciones, enunció las leyes de caída de los cuerpos, aprovechando la existencia de la torre inclinada demostró la falsedad de la creencia según la cual la velocidad de caída era proporcional al peso de los objetos.
Ahora bien si tengo que hablar de su gran obra científica para mi sería “Discurso de dos ciencias nuevas”, obra donde se refiere a las leyes del movimiento uniforme, acelerado y el periódico, y a las propiedades de los materiales (resistencia). Creó el concepto de la aceleración que se usa en la física moderna (la aceleración es el incremento de la velocidad por unidad de tiempo) y el concepto moderno de la fricción y la inercia con respecto a los objetos en movimiento. Analizó los componentes de la fuerza, demostrando, por ejemplo, que las fuerzas que afectan a la trayectoria de una bola son hacia abajo y hacia adelante, de tal manera que pueden medirse.
Para terminar y a modo de conclusión, por un lado, decir que creo que es injusto que la mayoría de la gente tenga la idea, como me pasaba a mi, que Galileo principalmente era astrónomo, pero este trabajo me ha servido para descubrir que no fue precisamente en esta área en la cual realizó sus contribuciones mas importantes al conocimiento humano. Creo que sus mayores logros fueron en el campo de la mecánica y especialmente en dinámica. Por otro lado, creo que es un hecho bastante desafortunado que hayamos tenido que esperar a finales del siglo XX para que el papa Juan Pablo II se pronunciase sobre el asunto de Galileo, sucedido 300 años atrás (lo cual me atrevo a decir que tuvo que costarle un gran trabajo).